Monday, February 14, 2011

Cascabeles


Dedicado a la mujer con nombre de sombrero, nacida hace 25 veranos en tiempos de acuario.


La muestra estaba programada en el Parque de los Boldos pero por razones climáticas se tuvo que trasladar hasta el Hotel Août. Ella llevó a Ofelia, quería lucirla. Quería lucirse. Sin lugar a dudas el primer premio era bastante significativo pero estaba ahí por otras razones. Quería encontrarse con El. Estaba segura de que vendría.

Él por su parte, no estaba tan seguro de llevar a Horacio a ese tipo de competencias, ya que conocía muy bien como funcionaban internamente este tipo de competencias y además toda la actividad le traía recuerdos del viejo Ulises. Escogió un cascabel tornasol, el cual no tuvo los efectos luminosos deseados producto del cambio de lugar de última hora.

Ella en cambio le puso un cascabel color uva. Muy llamativo. Ofelia realmente acaparaba todas las miradas de los demás dueños. Ella pudo observar que el jurado también prestaba especial atención en su adorada Ofelia. Pero, sin lugar a dudas, lo que más quería era encontrarlo a El. No era mucho lo que esperaba, un tímido cruce de miradas hubiese sido suficiente para dejarla tranquila.

Este mundillo era quisquilloso. El ejemplar ganador de cada año siempre era el blanco del desprecio de muchos y de la ciega admiración de bastantes otros. Se trataba de un evento importante en la ciudad, gracias a sus años de historia y de prestigio.

El se había presentado anteriormente con Ulises. Pero ya habían pasado años de la desaparición ( ¿fuga?) de su anterior compañero de aventuras. Con Ulises había obtenido el primer lugar por 2 años consecutivos. Después de mucho tiempo sin tener mascota, se atrevió a encariñarse de Horacio y Horacio por su parte se dejó querer con absoluta entrega.

Para ella en cambio, se trataba de la primera vez en una competencia de este tipo. Para su suerte y antes de tener ella que provocar algo que pudiera resultar forzado a ojos de los chismosos de siempre, Ofelia y Horacio se acercaron espontáneamente.

A Ella y El no les quedó más remedio que mirarse, pero ninguno de atrevió a dar el primer paso. Ella pudo percibir que Ofelia estaba alucinada con el cascabel tornasol de su nuevo amigo.

Un par de minutos más tarde ya habían intercambiado cascabeles. Ella estaba eufórica. El, bastante más sereno.

Cuando se dieron a conocer los resultados, en los cuales ni Ofelia ni Horacio habían obtenido lugar alguno. Entendieron que dicha determinación se generó producto del intercambio de cascabeles, que era motivo de descalificación en base a las reglas del concurso.

Pero a ellos no les importó. Ya se habían conocido, lo cual era premio suficiente para ambos.

Mientras Horacio y Ofelia conversaban animadamente e intercambiaban direcciones a la salida del Hotel, Ella y El, ya sin pudores, se dedicaron a ronronear ante la inquietante mirada de los gatos más importantes de la ciudad.