Monday, November 15, 2010

Par/tida


El está agachado sacándose un cordón de uno de sus zapatos, para luego caminar decididamente hacia el final de un muelle con el cordón en una de sus manos. Está descompuesto, se percibe su ofuscamiento y desesperación. Se sienta en la orilla del muelle y pasa sus manos por su rostro. Mueve su cabeza de un lado a otro en señal de disgusto. No es capaz de mirar hacia atrás. Su orgullo no se lo permite. Cree que está en un punto de no retorno. La relación ya no da para más, se encuentra gastada, es más, partida. Muchas veces parchada pero de todas formas igualmente partida.

Quiere desahogarse pero no a través de la violencia. O quizás si, probablemente la violencia verbal pueda ser una salida. Una tercera vía. Rápidamente se comienza a sacar el segundo cordón del zapato.

.- ¿En que estas?-

.- ¿Y tú de dónde saliste?

.- Caminos misteriosos, ¿te sirve como respuesta?

.- Honestamente, me da lo mismo. Pero ya que estás acá, ¿me querís ayudar?

.- Depende de lo que tenga que hacer

.- Amarrarme las manos con los cordones.

.- Bueno, si es lo que necesitas…

.- Si, es lo que necesito.


Ella comienza a amarrarle las manos firmemente.

.- ¿De que se trata todo esto?, ¿Un truco de escapismo?

.- Gracias. Finalmente resultaste buena para hacer nudos.

.- Todavía no me respondes


.- Ese es el punto. Estoy chato de estar siempre respondiendo.

.- Perfecto. Me voy entonces.

.- Ándate, no sería la primera vez que me dejas solo.


.-Escoba.

.- No te vallas.

Ela se sienta a su lado en el muelle. Se miran. El encoje los hombros.

.- ¿Por qué siempre llegamos a esto?

.- Porque nos queremos, supongo. O por lo menos yo te quiero.

.- Me estas diciendo que si no nos quisiéramos, ya nos abríamos matado.

.- Yo no he dicho eso. Pero quizás sería una buena salida.

.- Quien sabe.

.- Probemos

.- ¿Que te pasa, enfermo?,

.- Lo que te dije. Yo estoy dispuesto. Lo único que me ata acá eres tú. Y si me acompañas en esto…

.- Cállate imbécil. Siempre con ese extremismo para todo. Hay matices de repente…

.- No hablas tanto de respetar las decisiones del otro. Yo acabo de tomar una decisión.


El reafirma el nudo de sus muñecas con los dientes.

.- Ya, me estas asustando, en serio, para. Si quieres probar mi amor hay otras maneras harto menos crueles que esto.

.- Ah ¿si?, ¿Como cuales?

.- Mi amor por ti supera a mi necesidad por ti. Pero eres incapaz de entender eso. ¿Por que me tienes que exponer a una situación así?

.- ¿Así como?

.- Mírate, me estas manipulando de la manera más siniestra que se te puede ocurrir.

.- Que egocéntrica que eres ¿Tu crees que yo tomaría una decisión así solamente por lo partida que está nuestra relación?. Para variar te equivocas, tengo 300 razones acumuladas y tu eras hasta el momento una de las que me mantenía a flote. Pero ya se que no puedo contar contigo.
Ni siquiera te mereces que te “exponga”, como dices tú, a una situación así.

El se levanta aún con las manos amarradas, retrocede unos pasos de espalda a ella y se comienza a sacar los cordones de las muñecas con los dientes. De pronto se escucha el ruido de un cuerpo cayendo al agua. El se voltea y ella ya no está. Se lanza al suelo desesperado mirando en todas direcciones en la orilla del muelle.


De repente, ella sale sorpresivamente sonriendo del agua y dice:

.- ¿Te asustaste, mi amor?

1 comment:

Anonymous said...

Q cruel!!!


widi