Tuesday, May 11, 2010

CIELO INTERNO




Para Karina, en el comienzo de la Primavera de su vida ( 25= 2 mas 5 = 7).






Luzmira del Carmen Ortega Vázquez (59 años) nace en Villa Alegre, Chile.
Pierde a su marido hace 28 años, quién muere tras una larga y penosa agonía producida por un tumor maligno ubicado en el cerebro. Dos meses más tarde deja de existir, con el diagnóstico de muerte súbita, el único hijo de la pareja, con apenas unos días de vida. Desde esa fecha, Luzmira se vuelca hacia la religión con especial énfasis en los ángeles, a quienes desde ese momento considera como sus protectores. Para ella, los ángeles son espíritus puros y por lo tanto de naturaleza inmortal. Existen para glorificar a Dios y su función más importante es ésta: ser el puente entre Dios y el Hombre.




Apareció durmiendo desnudo en la pileta del conventillo. El agua no le era completamente ajena. Se levantó para ponerse un pantalón militar que colgaba de uno de los tendederos. Para cubrir su torso tomó una polera estampada con la cara de Macaulay Culkin. Debido a su prominente altura, que superaba fácilmente el metro noventa centímetros, los pantalones le quedaban algo cortos. Comenzó a recorrer el lugar siempre con una sonrisa en los labios. Prácticamente todo era nuevo para sus ojos. Cada detalle le parecía curioso. Era su primera vez en un lugar así.

Ella acostumbraba salir a barrer todas las mañanas, sin excepción. Se lo encontró frente a su puerta de entrada. En cuando lo vio no le cupo duda. Era uno de ellos. Se quedaron mirando fijamente. El sonrió. Ella lo miro con sus oscuros ojos acuosos. Se acercó y empinándose en la punta de sus pies le acarició una mejilla.

.- ¿Cuál es su nombre?- consulto ella

.- Uri- respondió

(Es Uriel, el arcángel)

.- Mi nombre es Luzmira. Bienvenido.

.- Mucha gracia, Luzmira

Uri tenía un acento extraño. Era un hecho que el español no era su lengua materna. Luzmira no dudo en hacerlo pasar a su hogar. Para él todo era nuevo y agradecía cada gesto.

.- Debe de estar muerto de hambre. ¿Le caliento un platito?

.- Parece a mi mucho bien

.- Pero es “a la suerte de la olla”

.- No sabe que es esa, pero parece bien

( Debe de estar acostumbrado a comer maná, pero estas pantrucas seguro que se parecen un poco)

Uri comió con ganas. Nunca había probado algo con esas características. Rápidamente vació el plato.

.- ¿Puedes darme un poco más de suerte de olla?

Luzmira soltó una pequeña carcajada.

.- Se llaman pantrucas. Lo otro era un decir no más.

Le sirvió un plato aún más abundante. No podía creer que lo que tanto tiempo había esperado estuviera frente a sus ojos y sentado en su humilde mesa. Sintió ganas de preguntar por su hijo, pero se contuvo. Nunca se imagino que un encuentro de estas características fuera tan natural.

.- ¿Se sirve un cafecito?

Uri asintió. La siguió hasta la cocina. Ella encendió un quemador de la cocina a gas. Prendió un cigarrillo con el fuego del mismo quemador y puso la tetera. Se miraban fijamente. Uri era rubio y de ojos irracionalmente azules. Para Luzmira, él era tal como lo había soñado.

.- Tu nombre es muy muy bonito. Es como luz y mira. Es como mirar la luz. ¿Entiendes lo que yo digo?

La mujer se sonrojó. Nunca había hecho una interpretación así de su nombre.

.-Si, lo entiendo.

.- ¿Porqué eres buena conmigo?

.- Porque yo siempre he creído en ustedes. Y siempre esperé conocer a alguno.

Uri asintió.

.- ¿Puedes dar a mi una de esos?

.- Si, claro. (Nunca me imaginé que también fumaran)

.-Siempre tuve unas ganas de hacer algo como esta. Es algo mucho muy nuevo para mi.

Con el cigarro en la boca se acercó al quemador prendido y lo encendió tal como lo hizo Luzmira. Cada vez que aspiraba lo hacía con una sonrisa. Se podía apreciar que era una experiencia totalmente placentera para él. Al término de sus respectivos cigarrillos el agua recién hirvió y ella se dispuso a preparar el café.

.- ¿ Taza, tacita o tazón?.-preguntó Luzmira

.- No entiende que dices.

.- ( Que bruta) Discúlpeme. Le pregunto si quiere un café chico, mediano o grande.

.- Mmm, ¿cual tomas tú?

.- Siempre en tazón.

.- Quiero siempre en tazón.

Luzmira preparó ambos de igual manera, 2 cucharadas de café y 2 y media de azúcar, además de un toque de leche y otro toque de pisco.

.- Este es el ingrediente de la casa. Así se siente más alegre.

.- Gusta a mi que alegres el café.

( Es que no puede ser otra cosa que un ángel, es perfecto)

Volvieron al comedor y mientras tomaban el café, se fumaron otro cigarro.

.- Yo de vieja empecé con los vicios. Antes nada. Era sanita como una lechuga.

.- Cada uno busca sus formas para estar mejor.

.- Si, eso es verdad.

Pasaron varios días juntos. Durante una de esas mañanas, Luzmira se acercó a despertarlo y pudo apreciar 2 profundas cicatrices en la espalda de Uri. Ambas eran idénticas y estaban prácticamente a la misma altura.

(Tienen que ser las marcas del lugar donde estaban sus alas, estoy segura)

.-Despierte para que tome desayuno y después me acompañe.

.- Buen día, Luzmira.


Día a día, Uri la acompañaba a vender sus tortillas de rescoldo. Único ingreso de la mujer Afortunadamente con su presencia se incrementó la venta. Al terminar cada jornada, pasaban por el almacén de la esquina y compraban unas cajetillas de cigarros y una botella pequeña de pisco.

.- ¿Usted quiere algo más?

.- Quiere una de esas de colores pálidos.

.- Esas se llaman guagüitas. Déme un cuarto de guagüitas, por favor.

Era bastante conmovedor ver a tan singular pareja caminando por las calles. Luzmira era más bien baja y Uri todo lo contrario. Caminaban del brazo. Ella nunca había experimentado una situación similar. Se sentía renovada y limpia. Incluso dichosa, producto de que sus plegarias finalmente habían sido atendidas.

.- Uri, usted siempre anda tarareando melodías. ¿Le gusta la música?

.- Luzmira, puedo decir que la música es parte de mí.

.- Entonces apenas lleguemos a la casa, le voy a mostrar algo que quizás le va a gustar.

En esos días, Uri ya había aprendido a prender la cocina a gas y le encantaba encender su cigarrillo en el mismo quemador dónde hervía la tetera. Cuando tuvieron sus tazones en mano, Luzmira se animó a mostrarle la sorpresa. Caminaron por el angosto pasillo hasta una pieza que no siempre estaba abierta.

.- Mire. Todos los hizo mi marido, que en paz descanse.

Uri comenzó a avanzar entre una gran variedad de instrumentos. Se podían apreciar violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas de gamba, además guitarras, cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas y mandolinas. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Uri fue el arpa. Y la comenzó a tocar. No era ninguna melodía fácil o reconocible. Mostraba una habilidad insospechada con aquel instrumento de cuerdas. Luzmira bebía su café y la música se transformaba en bálsamo para sus oídos. En un momento se miraron, siempre sonriendo. Una mirada sostenida, llena de auténtico afecto.

.- Mi marido era luthier. Él arreglaba casi todo tipo de instrumentos musicales. Y todos estos que ve aquí, los hizo con sus manos. Era un artista. Todos estos instrumentos para mi son mi tesoro. Yo nunca aprendí a tocar, y tampoco nunca dejé que nadie más los tocara. Y volver a sentir esos acordes es un regalo. Cuénteme,¿ cómo es que llegó hasta mi? Si supiera todo lo que había esperado una presencia como la suya.

.Uri la miró nuevamente a los ojos y sonrió, para posteriormente seguir tocando. Luzmira tenía una pregunta que la intrigaba y apenas Uri dejó de tocar ella la efectuó.

.-Dígame una cosa, ¿cómo es el cielo?

.-No busques levantando la cabeza. Luzmira, lo correcto siempre está dentro de cada uno. Los cielos son internos”.

Se sintió tan plena con la respuesta. Palabras simples pero muy certeras. Palabras que a ella le servían.

.-Buenas noches, Uri

.-Buenas noches, Luzmira.

.- Espera, ¿te lo puedo decir directamente?

.- Si tú lo quieres.

.- Ángel de mi guarda
Dulce compañía
No me desampares ni de noche ni de día
Ni en la hora de mi muerte.
Amén.

Esa noche, a eso de las 4:27 AM., Luzmira murió producto de una falla cardiaca congénita, que nunca fue tratada. Partió con un rosario entre las manos, la almohada empapada en lágrimas y una marcada sonrisa en los labios.




Uri von Freeden (28 años) nace en Linz, Austria.. De madre chilena y padre austriaco, posee avanzados estudios musicales en instrumentos de cuerdas, tras su paso por el conservatorio de Viena. Hace 2 años se radica definitivamente en Chile, donde desempeña labores de instrucción de Ala Delta, hasta que protagoniza una violenta caída. Producto del accidente sufre 2 importantes lesiones a la altura de los omóplatos y es internado durante varios meses, hasta que decide escapar de la clínica donde estaba internado sufriendo un trastorno psiquiatrico denominado fuga disociativa, que se caracteriza por huidas con una incapacidad para recordar parte o todo del propio pasado. Algunos individuos muestran confusión por su identidad y otros toman una nueva. Este trastorno ocurre principalmente en situaciones como crisis personales intensas. Frecuentemente, la fuga ocurre en circunstancias en las que se puede sospechar simulación. La simulación es un estado en el cual una persona se comporta como si estuviera enferma, porque ello la libera de dar cuenta de sus acciones, le da una excusa para evitar responsabilidades o reduce su exposición a un riesgo conocido.

1 comment:

Anonymous said...

Q inocencia la de Luzmira. Amé.


Widi