A veces planto mi oído en las tapas de las alcantarillas y escucho una especie de ducha subterránea. Entonces pienso en esa vida bajo el suelo diario, con fiestas de jesuitas y nazis que se conectan entre los torreones y las catacumbas de las iglesias más antiguas de la ciudad.También pienso en las tortugas ninja o quizás en algún lagarto mascota lanzado por la cañería de alguna casa y en sus potenciales actuales gigantes dimensiones cocodrilescas. También pienso en Elvis Presley y en el verdadero Paul McCartney. Otras tantas pienso en la teoría de la Tierra Hueca. Algunas veces pienso en la Orquesta del Titanic y en la desorientación del Teniente Bello. Pienso también en el Río Catrico y todos los barcos de papel que debe tener en su cauce. Se me vienen igualmente a la cabeza todas las cosas que he perdido y que probablemente se encuentran en ese húmedo lugar.
Casi siempre pienso en la bella Eurídice y rápido me despego del piso para que no me pueda confundir con su enamorado Orfeo. Tras eso, sigo caminando taciturno en búsqueda de otras distracciones cotidianas.
Thursday, May 04, 2017
Ducha Subterránea
A veces planto mi oído en las tapas de las alcantarillas y escucho una especie de ducha subterránea. Entonces pienso en esa vida bajo el suelo diario, con fiestas de jesuitas y nazis que se conectan entre los torreones y las catacumbas de las iglesias más antiguas de la ciudad.También pienso en las tortugas ninja o quizás en algún lagarto mascota lanzado por la cañería de alguna casa y en sus potenciales actuales gigantes dimensiones cocodrilescas. También pienso en Elvis Presley y en el verdadero Paul McCartney. Otras tantas pienso en la teoría de la Tierra Hueca. Algunas veces pienso en la Orquesta del Titanic y en la desorientación del Teniente Bello. Pienso también en el Río Catrico y todos los barcos de papel que debe tener en su cauce. Se me vienen igualmente a la cabeza todas las cosas que he perdido y que probablemente se encuentran en ese húmedo lugar.
Casi siempre pienso en la bella Eurídice y rápido me despego del piso para que no me pueda confundir con su enamorado Orfeo. Tras eso, sigo caminando taciturno en búsqueda de otras distracciones cotidianas.
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